Las características globales de la primera etapa psicológica de este período son:
- Simbolismo y representación. En torno a los dos años
y medio el niño y la niña, sin abandonar el mundo de la
acción, accede al mundo de los símbolos de diferentes formas:
imitación en ausencia de modelos, juego de ficción, lenguaje,
habla e imágenes internas, sueños, fantasías, etc.
Egocentrismo. Dificultad de los niños y niñas
para contemplar su propio punto de vista como uno más entre los
posibles. De ahí la tendencia a centrarse en un solo rasgo llamativo
de la situación y la dificultad para descentrarse de esa fijación
y tener en cuenta otros rasgos.
Razonamiento preconceptual. No va de lo general a lo particular ni de lo particular a lo general, sino que pasa de lo particular a lo particular y opera mediante la mera yuxtaposición de partes sin lograr una auténtica articulación entre ellas.
Realismo. Considera que las cosas son lo que aparentan ser en la percepción inmediata. Así, los sueños, los nombres de las cosas, las obligaciones morales... son tratados como entidades casi tangibles, sustanciales.
Animismo. Interpretan los fenómenos de la realidad de un modo diferente al de los adultos, atribuyendo a objetos y hechos físicos propiedades como vida, conciencia, voluntad...
Artificialismo. Consideran los fenómenos físicos como productos de la creación humana, pensando que las personas pueden incidir sobre ellos.
Comunicación. Se produce fundamentalmente a través del habla. Quizás el aspecto más llamativo de esta época en el desarrollo del niño y la niña es el progreso lingüístico que se produce entre los tres y los cinco años.
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